Habrá
alguien que no sepa quién es Justin Timberlake? Después de una espera de 5 años
a partir de su álbum doble The 20/20
Experience, JT vuelve a la palestra musical junto a su nuevo proyecto
llamado Man of the Woods. En esta
instancia, Justin se deshace de su traje y corbata para dejarse crecer la barba
y ponerse una camisa de franela que combine junto al paisaje que intenta
retratar en este disco. A partir de ahora, Timberlake ya no es la celebridad
que ha estado siendo en los últimos 20 años; ahora Justin es un hombre que tala
madera, repara casas y cría animales e hijos por igual.
Partiendo
por la idea de que un artista decida retomar sus raíces a través de la música
es un concepto noble, que deja entender al oyente sobre las influencias que
formaron a dicho artista. Generalmente, ese concepto produce buenos resultados,
dando como ejemplo el último álbum de Lady Gaga, Joanne. En Man of the Woods
se puede percibir las buenas intenciones de Justin al querer retratar su pasado
(o presente) a través de este proyecto; pero, no se puede hacer un buen disco
en base a buenas intenciones. Desafortunadamente, JT se muestra en una
dualidad, atrapado por su personalidad de superestrella, y las ganas o
intenciones de querer dejar eso atrás y volver a sus raíces sureñas; todo lo
anterior genera un álbum desordenado y superficial.
El sonido del álbum es bástate
diverso, Justin trata de mezclar elementos de géneros como R&B, Country,
Rock, Americana, Funk, inclusive Reggae; lamentablemente, la mala ejecución al
tratar de combinar todos esos elementos deja mucho que desear. Comentar que todos esos estilos están dispersos a lo
largo del disco, quebrando el sentido de dualidad que Justin trata de
establecer. Agregar también que todas las canciones, todas, tienen ese
constante bajo digital que retumba durante cada canción, creando una incómoda
mezcla entre los elementos del Country y otros elementos de producción más
moderna. Otro aspecto que hace el sonido del álbum bastante desechable es lo
redundante y planas que pueden ser algunas de las canciones, además de
excesivamente largas. Las canciones “Midnight Summer Jam” y “Sauce” tienen un
riff de guitarra que es idéntico, y las dos son innecesariamente largas y
repetitivas.
Temática y líricamente es donde
Justin alcanza la epitome de lo superficial y pretensioso con canciones como
“Livin’ Off the Land”, “Waves” y “Man of the Wood”. En la primera, el
multimillonario Justin se preocupa sobre no poder ser capaz de pagar sus
cuentas. En “Waves”, Timberlake se maravilló tanto observando la naturaleza que
tuvo que escribir una canción sobre ella, de la manera más hippienta que se
podría pensar; y la última, es una carta de amor hacia su esposa, explicándole
que su comportamiento es el resultado del entorno en donde él se crió. Pero el
premio se lo lleva la canción “Supplies”, donde Justin se pone su capa de Macho
Proveedor, diciendo que a su acompañante no le faltará nunca nada porque él
ya lo tiene todo cubierto, porque un hombre del bosque siempre está preparado
ante cualquier emergencia.
Como mencioné más arriba, el concepto que
Justin trata de abordar es súper noble, cuando se hace correctamente;
desafortunadamente, el resultado final del álbum no es el deseado. El
problema general del álbum es que las ideas y conceptos que se tocan son muy
poco desarrollados y basados en estereotipos, haciendo perder toda credibilidad
sobre lo que Justin trata de contar o retratar en las canciones. A lo mejor, el hecho de
afeitarme la barba hizo que no pudiera disfrutar de este proyecto cómo hubiese
querido. A pesar de todo, hay canciones que me llamaron la atención y que no
sufren de los males descritos anteriormente; La canción “Flannel” hizo que
quisiera enmarcar mi camisa de franela debido a lo suave que es la canción, “Morning
Light” a pesar de lo cursi que es, y la mejor canción del disco a mi parecer “Montana”.
Canciones Favoritas: Morning Light, Flannel, Montana
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